El voto en blanco

Tuve el placer de escuchar a José Saramago, el pasado sábado, en la Feria del Libro de Madrid. Nos habló, a los allí presentes, sobre su última obra 'Ensayo sobre la lucidez'. Al día siguiente, como todos sabemos, estábamos convocados a las urnas para elegir representantes al Parlamento europeo. Ambas circunstancias están, más que nunca, imbricadas, sobre todo después de conocer los resultados que dichas elecciones han deparado. Si nos atenemos a éstos, bien poco podremos decir respecto de la opinión de la ciudadanía europea, si cabe, que la desidia, el aburrimiento, el dejarlo todo en manos de los demás, han sido la tónica en todos los países, lo cual, desde la más absoluta ironía, significaría que hemos encontrado una verdadera causa que unifica al común de los ciudadanos europeos. Con esos resultados, considerando el mensaje que Saramago transmite en su libro, libro que leeré de inmediato, según el cual, por las palabras de su autor, se plantea una hipótesis donde en unas elecciones el número de votos en blanco obtenidos superase al de votos concretos hacia candidatos, me llevan a plantear, modestamente, a todos los abstencionistas, que ejerzan ese derecho al voto y, en todo caso, que lo hagan en blanco. Las reacciones que el libro ha ocasionado en Portugal, han sido de alarma, ya que, como bien decía Saramago, desde el mundo de la política se le tiene pavor al voto en blanco frente a la mera abstención. Es más, esas mismas personas que se alarmaron, llegaron a decir que con el voto en blanco peligraba la democracia, cuando, en realidad, y recurro de nuevo a las palabras de Saramago, que comparto en su totalidad, es la abstención la que si que pone en peligro el actual sistema, con el añadido de que toda posibilidad de cambio participativo moriría con él. Sin embargo, una abrumadora mayoría de votos en blanco, abriría un amplio debate, democrático cien por cien, a través del cual el modelo actual de participación en las urnas, que tiene amordazada a la democracia, pudiese ser modificado en una dirección, que hiciese renacer en los ciudadanos la ilusión de serlo, la ilusión de pertenecer a una comunidad que cuenta con todos y obra para todos.

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

*