Estación Central de Brasil


Era preciso desconectar, inhibirnos por dos horas de ese problema que nos acucia, que nos preocupa, que nos mantiene en vilo día y noche. Salimos de la Mesa Redonda (sábado, 13 de noviembre) donde se debatió sobre Educación, sobre las posibilidades de que, más pronto que tarde, nuestros hijos tengan un edificio digno en el que puedan desarrollar su actividad lectiva, que puedan dejar ese provisional alojamiento al que han ido a parar tras abandonar el ruinoso edificio que, hasta el curso pasado, les albergaba. Para ello, nada mejor que irnos al cine, o mejor, a la proyección que un grupo de amigos del cine (Club Dorian Gray) hace cada sábado en la Casa de la Cultura de nuestro pueblo. Nos sentamos, nos relajamos, dio comienzo la película cuyo título encabeza esta carta. Nos pareció una bellísima historia, trágica, cruel y desgarradora al principio, para ir convirtiéndose en una historia tierna, cargada de amor, de mucho amor. Un niño protagoniza el hilo conductor, la vida se ensaña con él, pone a prueba su capacidad de resistencia, le invita a madurar antes de tiempo, le abre en su totalidad un dossier de posibilidades a cual más indeseable, entre ellas, se atisba una luz lejana, una luz a la que acaba por aferrarse porque halla en ella indicios de ese sentimiento tan vapuleado hoy día, al tiempo que tan eficaz como siempre lo fue: amor.

Al salir, nos detuvimos unos momentos para ver la maqueta del macro complejo comercial y de ocio que ha sido proyectado para ser construido en Cehegín, instalada a la entrada de la Casa de la Cultura. Mil extrañas asociaciones de ideas comenzaron a rondarnos, entre ellas, una afrenta nos asaltaba, la aparente celeridad en poner a disposición del bien privado esa enorme superficie, frente a las dificultades a la hora de poner a disposición pública los terrenos que acojan el nuevo colegio que Cehegín necesita para atender a una parte importante de su población infantil. De otro lado, su ubicación física otorgará, una vez más, protagonismo a la Peña Rubia, en este caso cargado de ironía, no en vano supone una vuelta a la caverna: a la prehistórica, a la de Platón, a la de Saramago. Una última reflexión, que conecta directamente con la historia que acabábamos de ver, nos situaba en la tesitura de sí, entre tanto tira y afloja, no ya como padres, que no escatimamos en hacer sentir a nuestros hijos todo el amor del mundo, sino como sociedad, como comunidad educativa que ha de velar con esmerado cuidado para que nuestros hijos sientan en todo momento el cariño de su pueblo, no estaremos levantando un inmenso muro que a fuerza de chocar contra él, de ponerlo en primera fila de debate, sin dejar margen para los sentimientos, esa sensación de cariño se esté diluyendo en un mar de despropósitos alimentado por todos y cada uno de los adultos de nuestro querido pueblo.

Un ruego, en la despedida: seamos capaces de relajarnos, de no perder el norte; hacemos nuestras y compartimos con nuestro pueblo, las palabras que una persona, representando a la AMPA de un colegio de Cehegín, en su nombre y haciéndose eco del sentir mayoritario de la comunidad educativa de Cehegín, emitió en la mencionada Mesa Redonda, a través de las cuales, en un orden de prioridades, expuso el deseo de que, con carácter urgente, sea abordada la construcción del nuevo colegio, anteponiéndose a cualquiera otra actuación que los centros educativos de Cehegín puedan requerir. Junto a esta muestra de solidaridad, con el deseo de que siempre esté presente, creemos que el mejor regalo de reyes, que podremos hacer a nuestros hijos, será hacerles sentir importantes impregnándoles de un bello valor humano, solidaridad.

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Era preciso desconectar, inhibirnos por dos horas de ese problema que nos acucia, que nos preocupa, que nos mantiene en vilo día y noche. Salimos de la Mesa Redonda (sábado, 13 de noviembre) donde se debatió sobre Educación, sobre las posibilidades de que, más pronto que tarde, nuestros hijos tengan un edificio digno en el que puedan desarrollar su actividad lectiva, que puedan dejar ese provisional alojamiento al que han ido a parar tras abandonar el ruinoso edificio que, hasta el curso pasado, les albergaba. Para ello, nada mejor que irnos al cine, o mejor, a la proyección que un grupo de amigos del cine (Club Dorian Gray) hace cada sábado en la Casa de la Cultura de nuestro pueblo. Nos sentamos, nos relajamos, dio comienzo la película cuyo título encabeza esta carta. Nos pareció una bellísima historia, trágica, cruel y desgarradora al principio, para ir convirtiéndose en una historia tierna, cargada de amor, de mucho amor. Un niño protagoniza el hilo conductor, la vida se ensaña con él, pone a prueba su capacidad de resistencia, le invita a madurar antes de tiempo, le abre en su totalidad un dossier de posibilidades a cual más indeseable, entre ellas, se atisba una luz lejana, una luz a la que acaba por aferrarse porque halla en ella indicios de ese sentimiento tan vapuleado hoy día, al tiempo que tan eficaz como siempre lo fue: amor.

Al salir, nos detuvimos unos momentos para ver la maqueta del macro complejo comercial y de ocio que ha sido proyectado para ser construido en Cehegín, instalada a la entrada de la Casa de la Cultura. Mil extrañas asociaciones de ideas comenzaron a rondarnos, entre ellas, una afrenta nos asaltaba, la aparente celeridad en poner a disposición del bien privado esa enorme superficie, frente a las dificultades a la hora de poner a disposición pública los terrenos que acojan el nuevo colegio que Cehegín necesita para atender a una parte importante de su población infantil. De otro lado, su ubicación física otorgará, una vez más, protagonismo a la Peña Rubia, en este caso cargado de ironía, no en vano supone una vuelta a la caverna: a la prehistórica, a la de Platón, a la de Saramago. Una última reflexión, que conecta directamente con la historia que acabábamos de ver, nos situaba en la tesitura de sí, entre tanto tira y afloja, no ya como padres, que no escatimamos en hacer sentir a nuestros hijos todo el amor del mundo, sino como sociedad, como comunidad educativa que ha de velar con esmerado cuidado para que nuestros hijos sientan en todo momento el cariño de su pueblo, no estaremos levantando un inmenso muro que a fuerza de chocar contra él, de ponerlo en primera fila de debate, sin dejar margen para los sentimientos, esa sensación de cariño se esté diluyendo en un mar de despropósitos alimentado por todos y cada uno de los adultos de nuestro querido pueblo.

Un ruego, en la despedida: seamos capaces de relajarnos, de no perder el norte; hacemos nuestras y compartimos con nuestro pueblo, las palabras que una persona, representando a la AMPA de un colegio de Cehegín, en su nombre y haciéndose eco del sentir mayoritario de la comunidad educativa de Cehegín, emitió en la mencionada Mesa Redonda, a través de las cuales, en un orden de prioridades, expuso el deseo de que, con carácter urgente, sea abordada la construcción del nuevo colegio, anteponiéndose a cualquiera otra actuación que los centros educativos de Cehegín puedan requerir. Junto a esta muestra de solidaridad, con el deseo de que siempre esté presente, creemos que el mejor regalo de reyes, que podremos hacer a nuestros hijos, será hacerles sentir importantes impregnándoles de un bello valor humano, solidaridad.

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Al salir, nos detuvimos unos momentos para ver la maqueta del macro complejo comercial y de ocio que ha sido proyectado para ser construido en Cehegín, instalada a la entrada de la Casa de la Cultura. Mil extrañas asociaciones de ideas comenzaron a rondarnos, entre ellas, una afrenta nos asaltaba, la aparente celeridad en poner a disposición del bien privado esa enorme superficie, frente a las dificultades a la hora de poner a disposición pública los terrenos que acojan el nuevo colegio que Cehegín necesita para atender a una parte importante de su población infantil. De otro lado, su ubicación física otorgará, una vez más, protagonismo a la Peña Rubia, en este caso cargado de ironía, no en vano supone una vuelta a la caverna: a la prehistórica, a la de Platón, a la de Saramago. Una última reflexión, que conecta directamente con la historia que acabábamos de ver, nos situaba en la tesitura de sí, entre tanto tira y afloja, no ya como padres, que no escatimamos en hacer sentir a nuestros hijos todo el amor del mundo, sino como sociedad, como comunidad educativa que ha de velar con esmerado cuidado para que nuestros hijos sientan en todo momento el cariño de su pueblo, no estaremos levantando un inmenso muro que a fuerza de chocar contra él, de ponerlo en primera fila de debate, sin dejar margen para los sentimientos, esa sensación de cariño se esté diluyendo en un mar de despropósitos alimentado por todos y cada uno de los adultos de nuestro querido pueblo.

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Al salir, nos detuvimos unos momentos para ver la maqueta del macro complejo comercial y de ocio que ha sido proyectado para ser construido en Cehegín, instalada a la entrada de la Casa de la Cultura. Mil extrañas asociaciones de ideas comenzaron a rondarnos, entre ellas, una afrenta nos asaltaba, la aparente celeridad en poner a disposición del bien privado esa enorme superficie, frente a las dificultades a la hora de poner a disposición pública los terrenos que acojan el nuevo colegio que Cehegín necesita para atender a una parte importante de su población infantil. De otro lado, su ubicación física otorgará, una vez más, protagonismo a la Peña Rubia, en este caso cargado de ironía, no en vano supone una vuelta a la caverna: a la prehistórica, a la de Platón, a la de Saramago. Una última reflexión, que conecta directamente con la historia que acabábamos de ver, nos situaba en la tesitura de sí, entre tanto tira y afloja, no ya como padres, que no escatimamos en hacer sentir a nuestros hijos todo el amor del mundo, sino como sociedad, como comunidad educativa que ha de velar con esmerado cuidado para que nuestros hijos sientan en todo momento el cariño de su pueblo, no estaremos levantando un inmenso muro que a fuerza de chocar contra él, de ponerlo en primera fila de debate, sin dejar margen para los sentimientos, esa sensación de cariño se esté diluyendo en un mar de despropósitos alimentado por todos y cada uno de los adultos de nuestro querido pueblo.

Un ruego, en la despedida: seamos capaces de relajarnos, de no perder el norte; hacemos nuestras y compartimos con nuestro pueblo, las palabras que una persona, representando a la AMPA de un colegio de Cehegín, en su nombre y haciéndose eco del sentir mayoritario de la comunidad educativa de Cehegín, emitió en la mencionada Mesa Redonda, a través de las cuales, en un orden de prioridades, expuso el deseo de que, con carácter urgente, sea abordada la construcción del nuevo colegio, anteponiéndose a cualquiera otra actuación que los centros educativos de Cehegín puedan requerir. Junto a esta muestra de solidaridad, con el deseo de que siempre esté presente, creemos que el mejor regalo de reyes, que podremos hacer a nuestros hijos, será hacerles sentir importantes impregnándoles de un bello valor humano, solidaridad.

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Un ruego, en la despedida: seamos capaces de relajarnos, de no perder el norte; hacemos nuestras y compartimos con nuestro pueblo, las palabras que una persona, representando a la AMPA de un colegio de Cehegín, en su nombre y haciéndose eco del sentir mayoritario de la comunidad educativa de Cehegín, emitió en la mencionada Mesa Redonda, a través de las cuales, en un orden de prioridades, expuso el deseo de que, con carácter urgente, sea abordada la construcción del nuevo colegio, anteponiéndose a cualquiera otra actuación que los centros educativos de Cehegín puedan requerir. Junto a esta muestra de solidaridad, con el deseo de que siempre esté presente, creemos que el mejor regalo de reyes, que podremos hacer a nuestros hijos, será hacerles sentir importantes impregnándoles de un bello valor humano, solidaridad.

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Al salir, nos detuvimos unos momentos para ver la maqueta del macro complejo comercial y de ocio que ha sido proyectado para ser construido en Cehegín, instalada a la entrada de la Casa de la Cultura. Mil extrañas asociaciones de ideas comenzaron a rondarnos, entre ellas, una afrenta nos asaltaba, la aparente celeridad en poner a disposición del bien privado esa enorme superficie, frente a las dificultades a la hora de poner a disposición pública los terrenos que acojan el nuevo colegio que Cehegín necesita para atender a una parte importante de su población infantil. De otro lado, su ubicación física otorgará, una vez más, protagonismo a la Peña Rubia, en este caso cargado de ironía, no en vano supone una vuelta a la caverna: a la prehistórica, a la de Platón, a la de Saramago. Una última reflexión, que conecta directamente con la historia que acabábamos de ver, nos situaba en la tesitura de sí, entre tanto tira y afloja, no ya como padres, que no escatimamos en hacer sentir a nuestros hijos todo el amor del mundo, sino como sociedad, como comunidad educativa que ha de velar con esmerado cuidado para que nuestros hijos sientan en todo momento el cariño de su pueblo, no estaremos levantando un inmenso muro que a fuerza de chocar contra él, de ponerlo en primera fila de debate, sin dejar margen para los sentimientos, esa sensación de cariño se esté diluyendo en un mar de despropósitos alimentado por todos y cada uno de los adultos de nuestro querido pueblo.

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Era preciso desconectar, inhibirnos por dos horas de ese problema que nos acucia, que nos preocupa, que nos mantiene en vilo día y noche. Salimos de la Mesa Redonda (sábado, 13 de noviembre) donde se debatió sobre Educación, sobre las posibilidades de que, más pronto que tarde, nuestros hijos tengan un edificio digno en el que puedan desarrollar su actividad lectiva, que puedan dejar ese provisional alojamiento al que han ido a parar tras abandonar el ruinoso edificio que, hasta el curso pasado, les albergaba. Para ello, nada mejor que irnos al cine, o mejor, a la proyección que un grupo de amigos del cine (Club Dorian Gray) hace cada sábado en la Casa de la Cultura de nuestro pueblo. Nos sentamos, nos relajamos, dio comienzo la película cuyo título encabeza esta carta. Nos pareció una bellísima historia, trágica, cruel y desgarradora al principio, para ir convirtiéndose en una historia tierna, cargada de amor, de mucho amor. Un niño protagoniza el hilo conductor, la vida se ensaña con él, pone a prueba su capacidad de resistencia, le invita a madurar antes de tiempo, le abre en su totalidad un dossier de posibilidades a cual más indeseable, entre ellas, se atisba una luz lejana, una luz a la que acaba por aferrarse porque halla en ella indicios de ese sentimiento tan vapuleado hoy día, al tiempo que tan eficaz como siempre lo fue: amor.

Al salir, nos detuvimos unos momentos para ver la maqueta del macro complejo comercial y de ocio que ha sido proyectado para ser construido en Cehegín, instalada a la entrada de la Casa de la Cultura. Mil extrañas asociaciones de ideas comenzaron a rondarnos, entre ellas, una afrenta nos asaltaba, la aparente celeridad en poner a disposición del bien privado esa enorme superficie, frente a las dificultades a la hora de poner a disposición pública los terrenos que acojan el nuevo colegio que Cehegín necesita para atender a una parte importante de su población infantil. De otro lado, su ubicación física otorgará, una vez más, protagonismo a la Peña Rubia, en este caso cargado de ironía, no en vano supone una vuelta a la caverna: a la prehistórica, a la de Platón, a la de Saramago. Una última reflexión, que conecta directamente con la historia que acabábamos de ver, nos situaba en la tesitura de sí, entre tanto tira y afloja, no ya como padres, que no escatimamos en hacer sentir a nuestros hijos todo el amor del mundo, sino como sociedad, como comunidad educativa que ha de velar con esmerado cuidado para que nuestros hijos sientan en todo momento el cariño de su pueblo, no estaremos levantando un inmenso muro que a fuerza de chocar contra él, de ponerlo en primera fila de debate, sin dejar margen para los sentimientos, esa sensación de cariño se esté diluyendo en un mar de despropósitos alimentado por todos y cada uno de los adultos de nuestro querido pueblo.

Un ruego, en la despedida: seamos capaces de relajarnos, de no perder el norte; hacemos nuestras y compartimos con nuestro pueblo, las palabras que una persona, representando a la AMPA de un colegio de Cehegín, en su nombre y haciéndose eco del sentir mayoritario de la comunidad educativa de Cehegín, emitió en la mencionada Mesa Redonda, a través de las cuales, en un orden de prioridades, expuso el deseo de que, con carácter urgente, sea abordada la construcción del nuevo colegio, anteponiéndose a cualquiera otra actuación que los centros educativos de Cehegín puedan requerir. Junto a esta muestra de solidaridad, con el deseo de que siempre esté presente, creemos que el mejor regalo de reyes, que podremos hacer a nuestros hijos, será hacerles sentir importantes impregnándoles de un bello valor humano, solidaridad.

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Era preciso desconectar, inhibirnos por dos horas de ese problema que nos acucia, que nos preocupa, que nos mantiene en vilo día y noche. Salimos de la Mesa Redonda (sábado, 13 de noviembre) donde se debatió sobre Educación, sobre las posibilidades de que, más pronto que tarde, nuestros hijos tengan un edificio digno en el que puedan desarrollar su actividad lectiva, que puedan dejar ese provisional alojamiento al que han ido a parar tras abandonar el ruinoso edificio que, hasta el curso pasado, les albergaba. Para ello, nada mejor que irnos al cine, o mejor, a la proyección que un grupo de amigos del cine (Club Dorian Gray) hace cada sábado en la Casa de la Cultura de nuestro pueblo. Nos sentamos, nos relajamos, dio comienzo la película cuyo título encabeza esta carta. Nos pareció una bellísima historia, trágica, cruel y desgarradora al principio, para ir convirtiéndose en una historia tierna, cargada de amor, de mucho amor. Un niño protagoniza el hilo conductor, la vida se ensaña con él, pone a prueba su capacidad de resistencia, le invita a madurar antes de tiempo, le abre en su totalidad un dossier de posibilidades a cual más indeseable, entre ellas, se atisba una luz lejana, una luz a la que acaba por aferrarse porque halla en ella indicios de ese sentimiento tan vapuleado hoy día, al tiempo que tan eficaz como siempre lo fue: amor.

Al salir, nos detuvimos unos momentos para ver la maqueta del macro complejo comercial y de ocio que ha sido proyectado para ser construido en Cehegín, instalada a la entrada de la Casa de la Cultura. Mil extrañas asociaciones de ideas comenzaron a rondarnos, entre ellas, una afrenta nos asaltaba, la aparente celeridad en poner a disposición del bien privado esa enorme superficie, frente a las dificultades a la hora de poner a disposición pública los terrenos que acojan el nuevo colegio que Cehegín necesita para atender a una parte importante de su población infantil. De otro lado, su ubicación física otorgará, una vez más, protagonismo a la Peña Rubia, en este caso cargado de ironía, no en vano supone una vuelta a la caverna: a la prehistórica, a la de Platón, a la de Saramago. Una última reflexión, que conecta directamente con la historia que acabábamos de ver, nos situaba en la tesitura de sí, entre tanto tira y afloja, no ya como padres, que no escatimamos en hacer sentir a nuestros hijos todo el amor del mundo, sino como sociedad, como comunidad educativa que ha de velar con esmerado cuidado para que nuestros hijos sientan en todo momento el cariño de su pueblo, no estaremos levantando un inmenso muro que a fuerza de chocar contra él, de ponerlo en primera fila de debate, sin dejar margen para los sentimientos, esa sensación de cariño se esté diluyendo en un mar de despropósitos alimentado por todos y cada uno de los adultos de nuestro querido pueblo.

Un ruego, en la despedida: seamos capaces de relajarnos, de no perder el norte; hacemos nuestras y compartimos con nuestro pueblo, las palabras que una persona, representando a la AMPA de un colegio de Cehegín, en su nombre y haciéndose eco del sentir mayoritario de la comunidad educativa de Cehegín, emitió en la mencionada Mesa Redonda, a través de las cuales, en un orden de prioridades, expuso el deseo de que, con carácter urgente, sea abordada la construcción del nuevo colegio, anteponiéndose a cualquiera otra actuación que los centros educativos de Cehegín puedan requerir. Junto a esta muestra de solidaridad, con el deseo de que siempre esté presente, creemos que el mejor regalo de reyes, que podremos hacer a nuestros hijos, será hacerles sentir importantes impregnándoles de un bello valor humano, solidaridad.

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Al salir, nos detuvimos unos momentos para ver la maqueta del macro complejo comercial y de ocio que ha sido proyectado para ser construido en Cehegín, instalada a la entrada de la Casa de la Cultura. Mil extrañas asociaciones de ideas comenzaron a rondarnos, entre ellas, una afrenta nos asaltaba, la aparente celeridad en poner a disposición del bien privado esa enorme superficie, frente a las dificultades a la hora de poner a disposición pública los terrenos que acojan el nuevo colegio que Cehegín necesita para atender a una parte importante de su población infantil. De otro lado, su ubicación física otorgará, una vez más, protagonismo a la Peña Rubia, en este caso cargado de ironía, no en vano supone una vuelta a la caverna: a la prehistórica, a la de Platón, a la de Saramago. Una última reflexión, que conecta directamente con la historia que acabábamos de ver, nos situaba en la tesitura de sí, entre tanto tira y afloja, no ya como padres, que no escatimamos en hacer sentir a nuestros hijos todo el amor del mundo, sino como sociedad, como comunidad educativa que ha de velar con esmerado cuidado para que nuestros hijos sientan en todo momento el cariño de su pueblo, no estaremos levantando un inmenso muro que a fuerza de chocar contra él, de ponerlo en primera fila de debate, sin dejar margen para los sentimientos, esa sensación de cariño se esté diluyendo en un mar de despropósitos alimentado por todos y cada uno de los adultos de nuestro querido pueblo.

Un ruego, en la despedida: seamos capaces de relajarnos, de no perder el norte; hacemos nuestras y compartimos con nuestro pueblo, las palabras que una persona, representando a la AMPA de un colegio de Cehegín, en su nombre y haciéndose eco del sentir mayoritario de la comunidad educativa de Cehegín, emitió en la mencionada Mesa Redonda, a través de las cuales, en un orden de prioridades, expuso el deseo de que, con carácter urgente, sea abordada la construcción del nuevo colegio, anteponiéndose a cualquiera otra actuación que los centros educativos de Cehegín puedan requerir. Junto a esta muestra de solidaridad, con el deseo de que siempre esté presente, creemos que el mejor regalo de reyes, que podremos hacer a nuestros hijos, será hacerles sentir importantes impregnándoles de un bello valor humano, solidaridad.

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Al salir, nos detuvimos unos momentos para ver la maqueta del macro complejo comercial y de ocio que ha sido proyectado para ser construido en Cehegín, instalada a la entrada de la Casa de la Cultura. Mil extrañas asociaciones de ideas comenzaron a rondarnos, entre ellas, una afrenta nos asaltaba, la aparente celeridad en poner a disposición del bien privado esa enorme superficie, frente a las dificultades a la hora de poner a disposición pública los terrenos que acojan el nuevo colegio que Cehegín necesita para atender a una parte importante de su población infantil. De otro lado, su ubicación física otorgará, una vez más, protagonismo a la Peña Rubia, en este caso cargado de ironía, no en vano supone una vuelta a la caverna: a la prehistórica, a la de Platón, a la de Saramago. Una última reflexión, que conecta directamente con la historia que acabábamos de ver, nos situaba en la tesitura de sí, entre tanto tira y afloja, no ya como padres, que no escatimamos en hacer sentir a nuestros hijos todo el amor del mundo, sino como sociedad, como comunidad educativa que ha de velar con esmerado cuidado para que nuestros hijos sientan en todo momento el cariño de su pueblo, no estaremos levantando un inmenso muro que a fuerza de chocar contra él, de ponerlo en primera fila de debate, sin dejar margen para los sentimientos, esa sensación de cariño se esté diluyendo en un mar de despropósitos alimentado por todos y cada uno de los adultos de nuestro querido pueblo.

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