HASTA SIEMPRE ANTONIO

Mientras el día amanecía, tú despertabas en una nueva mañana, feliz y sonriente junto a tu amada esposa.

No tenías prisa, pues sabías que había todo un día por delante para hacer lo que a ti más te gustaba. Al levantarte de la cama, apresurado ibas a saludar a todos los demás seres queridos que contigo estaban. Un pequeño tentempie era suficiente para comenzar la jornada y poder dirigirte a tu huerta y preparar la tierra para que te proporcionara sus buenos frutos. tú, como siempre amabas ese trocico de tierra en la cual te sentías muy feliz y lleno de ilusión.

Al mediodía llegaba la hora de volver de nuevo a casa, con tu moto siempre muy atento a la carretera, ibas recorriendo el camino que te llevaría hasta ella, a ese hogar en el que todos aguardaban tu llegada con la mesa preparada, para juntos poder comer la comida que Dios os daba. Tras darle las gracias a Dios, comías ese alimento necesario para vivir. Mientras tanto, tu querida hija se encontraba muy lejos de ti, se había ido por unos días a Lourdes.

El momento de la siesta llegaba al mismo tiempo que tu amada hija llegaba de vuelta a casa tras visitar durante varios días a la Santísima Virgen de Fatima en Lourdes.

Mientras dormías, Dios se te acercó y rodeándote con sus ángeles divinos, éstos te llevaron hasta la casa del Señor nuestro Dios.

Ahora tú estas allí gozando ya con Dios, mientras nosotros pobres mortales, seguiremos viviendo hasta que llegue de nuevo el momento de volver a verte.

¡ Hasta siempre Antonio, jamás te olvidaremos !.

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