Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

*

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

Ignacio Ellacuría

Ignacio Ellacuría

Se le acusó de ser agente de la conspiración marxista al servicio del Kremlin, de dirigir la estrategia marxista-leninista en Centroamérica, de haber dirigido la guerrilla por mucho tiempo; esas son algunas de las difamaciones que militares de alto rango y políticos de la ultraderecha salvadoreña emitían meses y días antes de que Ignacio Ellacuría (jesuita y rector de la Universidad Centroamericana, UCA), junto a cinco jesuitas más, compañeros de la UCA, así como Julia Elba, la cocinera, y su hija, de 15 años, Celina, fuesen asesinados en el campus de dicha Universidad, el 16 de noviembre de 1989. En su día quedé consternado ante la noticia, la rabia se apoderó de mí: de nuevo, luchar pacíficamente, por los más débiles, llevaba consigo el asesinato de quien así obrase; desde un primer momento se intuía que todo había sido programado por el Gobierno y el Ejército salvadoreños, siendo soldados de dicho ejército quienes consumaron el crimen. Tomaba cuerpo, una vez más, la farsa de los adláteres de la sinrazón, los cuales difaman y difaman hasta que son engullidos por el fango generado por sus propias mentiras, convirtiéndolos en monstruos aniquiladores de toda forma de inteligencia humana. Saco a colación este trágico episodio, después de que, durante las pasadas fiestas, un amigo me invitase a visitar un foro sobre Ignacio Ellacuría, que encontró en internet; dándose la circunstancia de que, unos días más tarde, el pasado domingo, en la caja de sorpresas que suponen los puestos de libros de la Cuesta de Moyano, de Madrid, encontré un libro, de Pedro Armada y Martha Doggett, con prólogo de Jon Sobrino, editado en 1995 por PPC, titulado 'Una muerte anunciada en El Salvador. El asesinato de los jesuitas', en el cual se detalla con nitidez como se fraguó y desarrolló el triste suceso, y de cómo evolucionaron, a partir de ese momento, los acontecimientos hasta el esclarecimiento de la verdad. Sirvan de colofón las palabras de Jon Sobrino, en un momento dado del prólogo, insertadas en la contraportada del libro: ' 'Decir verdad' en medio de y en contra de un mundo de mentira que oprime la verdad produce una inmensa esperanza, la esperanza de que la verdad es posible'.

Un abrazo y feliz año a todos.

Santos

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario: