Una Escuela de la Alpujarra

Transcribo el punto VII, correspondiente al capítulo I (Que trata sobre la vida y oficio de arriero) de la obra 'Arrieros, en la Serranía de Ronda, Alpujarra y Campo de Gibraltar', de Isidro García Cigüenza.



UNA ESCUElA DE LA ALPUJARRA

En nuestro deambular por esos caminos de Dios, y no muy lejos del lugar que acabo de describir, llegó a mi conocimiento un suceso acaecido en una escuela que aún hoy en día me sigue causando asombro y encogimiento.

Fue en uno de mis viajes al pueblo de Ohanes, uno de los más altos por cierto de la Alpujarra almeriense, donde trabé amistad con un arriero de nombre Pedro García, que a la sazón se dedicaba como yo al transporte de barricas de uva hasta el puerto de la capital y con destino a la exportación. Conocía este hombre mi afición por la lectura y se empeñó en pedirle para mí, a una señora de apellido Godoy, unos documentos antiguos que guardaba. Tanto asombro me causó lo que en ellos se decía que, en un principio, pensé serían historias inventadas, pero me insistieron en su veracidad y me tomé el trabajo de copiarlos al pie de la letra. Ahora, y aunque no venga mucho a cuento, voy a transcribirlos aquí para que también ustedes los conozcan. No es que se hable precisamente de asuntos de arriería, ni tampoco de cosas de esta época, pero sería una lástima que yo me muriese y se perdiera la historieta por no darla a conocer. Se trata de una serie de cartas que recíprocamente se envían el maestro y el alcalde del lugar, donde se queja aquel de que la viga principal de su escuela está a punto de caérsele encima, y éste no le hace ni puñetero caso. El final de la historia no pudo ser más trágico.

La supuesta correspondencia comienza así:

Carta del maestro Zenón Garrido al alcalde Bartolomé Zancajo:

'Tengo el honor de poner en su conocimiento, la inquietud que me produce ver la viga que media la clase que regento, pues está podrida por medio, por lo cual el terrado ha cedido y ha formado una especie de embudo que recoge las aguas de las lluvias y las deja caer en chorro tieso sobre mi mesa de trabajo, mojándome los papeles y haciéndome coger unos dolores reumáticos que no me dejan mantenerme derecho. En fin, señor Alcalde, espero de su amabilidad ponga coto a esto si no quiere que ocurra alguna desgracia con los niños y con su maestro; éste su muy seguro servidor.

Dios guarde a Vd. muchos años. Ohanes (firmado y rubricado)

Sr. Alcalde de Ohanes de las Alpuxarras'.

Respuesta del señor alcalde:

'Recibo, con gran extrañeza, el oficio que ha tenido a bien dirigirme y me apresuro a contestarle. Es cosa rara que los agentes de mi Autoridad no me hayan dado cuenta de nada referente a la viga, y es más, pongo en duda que se encuentre en esas condiciones, puesto que según me informa el tío Sarmiento no hará sesenta años que se puso, y creo que una vez dadas esas explicaciones, que no tenía porqué, que eso no son más que

excusas y pretextos para no dar golpe. En cuanto a lo de los papeles que se le mojan y el reuma que se le avecina, puede muy bien guardárselos, a aquellos en el cajón o en casa, y éste yendo a la escuela con una manta. No obstante lo que antecede, enviaré uno de estos días, alguno de mis subordinados que mire lo que hay de eso. Y ojo, que su engaño le costaría estar otros seis años sin cobrar los quinientos reales de su sueldo.

Dios guarde a Vd. muchos años. Ohanes, 28 de Noviembre del 1734.

El Alcalde Bartolomé Zancajo (firmado y rubricado).

Sr. Maestro de primeras letras de la Villa de Ohanes de las Alpuxarras' .

Nueva misiva del maestro al alcalde:

'Tengo el honor de acusar recibo de su atento oficio de ayer donde tenía a bien poner en duda el estado de la viga. Desde mi oficio anterior, Señor Alcalde, hace unos ocho meses, pasaron las lluvias de invierno; y yo siempre mirando a la viga, con la inquietud consiguiente ¿Caerá o no caerá? Y así un día y otro, como si en vez de una viga fuese una margarita. Si usted no cree lo que le estoy diciendo, puede mandar dos personas peritas, o venir usted mismo dando un paseíto, si no le cuesta mucha molestia, que yo no le engaño; mas, para darle una idea del estado de mi clase me permito acompañarle un dibujo, tomado del natural, que le dará una estampa real de ella. Y de lo del sueldo, no creo que se atreva usted a tocar los quinientos reales, porque ya sabe usted lo que dice el refrán 'Al cajón ni…' en fin, señor Alcade, Dios le guarde muchos años.

Ohanes de las Alpuxarras a 29 de Noviembre de 1734.

El maestro Zenón Garrido (firmado y rubricado).

Sr. Alcalde de Ohanes de las Alpuxarras. Partido de Uxixar.

Reino de Granada'.

Nueva respuesta del alcalde:

'Acuso recibo de su oficio de 29 de Noviembre del pasado año y me parece excesiva tanta machaconería en el asunto de la viga. Sepa el señor Maestro, que si no le conviene la Escuela, puede pillar el camino e irse a otro sitio, que aquí para lo que enseña, falta no hace. ¿Qué le importan a estas gentes ni a nadie, donde está Marte, ni las vueltas que da la Luna, ni que cuatro por seis son veintisiete, ni que Miguel de Cervantes descubrió las Américas? Para coger un mancage basta y sobra con tener fuerzas para ello. No obstante, como soy amante de la cultura y no quiero que digan que he hablado mal al maestro y no le trato como se debe, nombraré una comisión que informe sobre el estado de la viga, y si resulta que usted me ha engañado se le habrá caído el sueldo.

Dios guarde a Vd. muchos años. Ohanes de las Alpuxarras a quince de octubre de 1735. El Alcalde Bartolomé Zancajo (firmado y rubricado).

Señor Maestro de Primeras Letras Localidad'.

Informe de los peritos:

'Antonio Fuentes Barranco y Juan González García, maestros albañiles graduados de la Villa de Ohanes de las Alpuxarras, informan que personados en el sitio denominado o llamado, la Escuela de este lugar, a las doce de la mañana del día 15 de Mayo de 1736, acompañados por el señor Escribano de este Ayuntamiento y mandados por el Señor Alcalde, opinamos, pensamos y creemos, que la viga que ocupa el centro de la clase, aula o sala, que por estos tres nombres se le denomina o circunscribe, que la dicha viga no se ha movido, sólo se ha bajado cosa de diez o doce dedos, amenazando sólo caer, pero nunca juntarse con el suelo aplastando a los que coja dentro. Pero como quiera que la madera es un cuerpo astilloso, tiene que crujir antes de pegar el golpazo dando tiempo a que se salven por lo menos siete u ocho. Por todo lo cual, y puesta la mano en el corazón y en conciencia, decimos, que el peligro que ofrece la aludida viga, es un peligro leve, o sea de poca trascendencia. Todo lo cual firmamos y no sellamos por no tener sello.

En Ohanes a la fecha arriba indicada

Antonio Fuentes (firmado y rubricado) y Juan González (firmado y rubricado'>.

Informe del Escribano:

'Don Celedonio González García, Escribano de la Villa de Ohanes de las Alpuxarras, partido de Uxixar, Reyno de Granada,

Digo, declaro y doy fe, de cuanto en esta información del maestro de primeras letras de esta localidad, sobre una viga que dice el primero al señor Alcalde, o sea el segundo, está partida en el centro de su clase. Mi informe imparcial, desapasionado y verídico, como corresponde a mi profesión, es el siguiente: si la viga cae, y amenaza peligro, puede ocurrir: Que mate al maestro en cuyo caso esta digna Corporación se ahorraría los quinientos reales que le paga. Que matase a los niños y al maestro, ocurriendo en este caso, como suele decirse, que se mataban dos pájaros de un tiro; y Que no matase a nadie; en cuyo supuesto no hay porqué alarmarse.

Examinadas en derecho las causas y efectos que anteceden, emito este informe, honrado y leal, cumpliendo con ello un deber de conciencia.

En Ohanes de las Alpuxarras a 15 de Mayo de 1736,

Celedonio González García (firmado y rubricado'>.

Informe del Cronista Oficial de la Villa

'Yo, don Joseph Sancho Mengíbar, cronista oficial de la, villa de Ohanes de las Alpuxarras, declaro por mi honor ser ciertos los hechos que a continuación describo para que de ellos quede constancia en el Histórico Archivo de esta Villa, lamentando que la índole de los mismos ponga un hito trágico en los bucólicos anales de este pueblo. El día catorce de Octubre del año de Nuestro Señor Jesucristo, mil setecientos cuarenta, siendo Alcalde de esta Villa don Bartolomé Zancajo y Zancajo, y siendo las doce de su mañana, se hundió el techo del salón de la Escuela de esta localidad, pereciendo en el siniestro, el señor maestro de primeras letras don Zenón Garrido Martín y los catorce niños que en aquellos momentos daban su clase. Después de laboriosos trabajos fueron extraídos de entre los escombros los cadáveres de las víctimas y trasladadas al depósito del cementerio municipal, acompañadas del pueblo en masa, que era partícipe por entero del dolor que significaba tal catástrofe, ya que a todos, más o menos directamente les alcanzaba, dado el número tan elevado de inmolados en aras de la cultura. Abierto el oportuno expediente, se ha podido comprobar, que por parte de la autoridad competente se tomaban periódicamente todas las medidas encaminadas a velar por el buen funcionamiento del sagrado recinto; y como pruebas concluyentes se presentó expediente, incoado al efecto, en que dos peritos albañiles y el Ilustre Escribano de esta Villa, informaban sobre el buen estado del local, en fecha muy próxima al suceso, ya que los informes datan del 15 de Mayo de 1736; quedando plenamente demostrado, que únicamente un accidente fortuito fue el responsable del hundimiento al que hemos hecho referencia. Y para que quede constancia, lo redacta y lo firma en Ohanes de las Alpuxarras a 15 de Diciembre de 1740

Joseph Sancho (firmado y rubricado'>.

Dejar un comentario




(No será publicada)


Comentario:

*