Nuestro Querido Casco Antiguo

Han pasado ya cerca de veinte años desde que el Casco Antiguo de Cehegín comenzó a deteriorarse seriamente a consecuencia de las nevadas acontecidas en la época de los años ochenta, los fuertes vientos también hicieron un daño considerable a todo lo que es el Casco Antiguo de Cehegín que debido al gran abandono que hubo en aquellos tiempos por parte de sus vecinos muchas de las casas fueron siendo presa de las inclemencias meteorológicas convirtiéndose en autenticas arquitecturas fantasmagóricas.
Hoy en plano año 2004 el Casco Antiguo de Cehegín sigue por un camino en el que el abandono por parte de muchos de sus vecinos es constante hacia el barrio de este municipio de la comarca del noroeste, allí en el barrio, las familias que dejaron atrás recuerdos y parte de sus vidas en aquellas casas recuerdan con tristeza aquella época en la que veían que nada se podía hacer por reconstruir sus viviendas. A pesar de recibir pequeñas ayudas para su reconstrucción, muchos decidieron invertir aquel capital en otros menesteres más importantes para ellos, y dejar perder todo lo que fue su pasado.
El Casco Antiguo de Cehegín está desapareciendo poco a poco. En los lugares donde antes había vida, ahora sólo hay un desierto en el que la arena se ha convertido en restos de piedras, yeso, maderos y recuerdos.
Por más que se mire al futuro con ojos de confianza y poder volver a ver vivo el Casco Antiguo de Cehegín, muchos creen que nada podrá volver a ser como antes.
Si hay una de las cosas que caracteriza al Casco Antiguo es el Puntarrón, el cual se encuentra en lamentables condiciones al igual que el resto.
Aquí es donde se puede apreciar con mayor facilidad lo que está ocurriendo hoy en día.
Los vecinos que lo abandonaron y se fueron al barrio o emigraron a otras tierras, como la ciudad que está hermanada con Cehegín y la cual es Mataró. Allí se marcharon muchos de sus moradores en tiempos de miseria y de penumbra.
El tiempo ha ido pasando y otros moradores han ocupado esas casas que están a punto de desmoronarse, ellos son los búlgaros y los rumanos, los cuales sin un techo para guarecerse han decidido tomar parte de estas viviendas del Casco Antiguo, no piden nada a cambio tan sólo que les dejen vivir un poco más tranquilos y puedan dormir bajo un techo, aunque éste, esté a punto de hundírseles encima.

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